
Santa Juliana Falconieri: Virgen y Fundadora

Santa Juliana Falconieri, una figura destacada de la historia religiosa florentina, nos presenta una vida de profunda devoción, abnegación y servicio. Su dedicación a Dios, reflejada en una vida de oración y caridad, la llevó a fundar una comunidad religiosa que continúa inspirando a muchos hasta nuestros días. Este artículo profundiza en su fascinante historia, desde sus humildes comienzos hasta su canonización, descubriendo el impacto que tuvo en la Iglesia y en las comunidades que le rodearon.
Datos principales
| Datos | Detalles |
|---|---|
| Nombre completo | Santa Juliana Falconieri |
| Fecha de nacimiento | c. 1270 |
| Fecha de muerte | 1341 |
| Lugar de nacimiento | Florencia, Italia |
| Lugar de fallecimiento | Florencia, Italia |
| Día de celebración | 19 de junio |
| Elogios | Fundadora de la rama "Mantellate" de la Orden Servita, reconocida por su profunda devoción, caridad y austeridad. |
| Atributos | Hostia consagrada con rayos. Imagen de la hostia en su hábito. |
| Canonización | 1737 |
| Patronazgo | Las personas con problemas de salud estomacal, y los que desean una vida de oración y servicio a los demás. |
Nacimiento y primeros años
Juliana Falconieri, hija de Chiarissimo y Riguardata, nació en Florencia alrededor del año 1270. Su nacimiento, acontecimiento esperado tras años de matrimonio sin descendencia, fue recibido como un regalo divino. La familia, de gran riqueza, financió la construcción de la magnífica iglesia de la Annunziata. La muerte temprana de su padre, cuando Juliana era muy pequeña, dejó a su madre con la responsabilidad de su educación. Santa Juliana destacó desde temprana edad por su devoción, prefiriendo la compañía de Dios a las diversiones comunes a su edad.
Vocación y conversión
A pesar de las presiones familiares por concertar un matrimonio de conveniencia, a la edad de quince años, Santa Juliana manifestó su firme decisión de consagrar su vida a Dios. Esta decisión, expresada con valentía ante su familia, y apoyada por su tío, san Alejo, uno de los Siete Santos Fundadores de la Orden Servita, la encaminó hacia una vida religiosa. Con la ayuda de san Felipe Benizi, recibió el hábito de las Siervas de María en la iglesia de la Annunziata, un año después, hizo su profesión como terciaria de la orden, siguiendo el mismo ritual que un monje servita.
Vida religiosa y obra
Santa Juliana permaneció en su casa, donde su madre, a pesar de las reticencias iniciales, terminó aceptando su decisión. A la edad de treinta y cuatro años, tras el fallecimiento de su madre, Santa Juliana decidió vivir en comunidad con otras mujeres, dedicadas a la oración y las obras de misericordia, siguiendo el hábito, que se diferenciaba por mangas un poco más cortas en los trabajos manuales, y de ahí el sobrenombre de "Mantellate". Más tarde, con la aprobación del Papa Martín V, Santa Juliana lideró la comunidad y redactó un código de reglas que se convirtió en un pilar de la comunidad religiosa, siendo reconocida como la fundadora de todos los sectores de las religiosas de la Orden Servita.
Milagros y hechos extraordinarios
La vida de Santa Juliana se caracteriza por un gran número de actos de caridad y austeridad. Sin embargo, los relatos hablan de hechos extraordinarios, tales como los milagros que se atribuyen a sus reliquias y la consuelo eucarístico en los momentos previos a su muerte. La historia relata que, durante su última enfermedad, Santa Juliana, no pudo recibir la Sagrada Comunión. A pesar de su enorme dolor, y a la incapacidad para consumir alimentos sólidos, suplicó al sacerdote la presencia del Santísimo Sacramento, y, en un extraordinario milagro, mientras el sacerdote colocaba la Hostia sobre su pecho, la hostia desapareció y Santa Juliana se unió a Dios. Este suceso, descrito en un documento fechado 18 días después, y atestiguado por varios fieles y clérigos, es una muestra de la devoción y milagro de Santa Juliana.
Muerte y canonización
Santa Juliana Falconieri falleció en Florencia en el año 1341, a los setenta y un años. Su legado, reconocido a través del culto antiquísimo y los milagros atribuidos a sus reliquias, se vio amplificado con su canonización en 1737.
Elogios y culto posterior
La figura de Santa Juliana ha sido admirada y venerada a lo largo de los siglos. Sus contemporáneos y los que tuvieron el privilegio de conocerla testimoniaron su extraordinario celo, caridad y austeridad. Su bondad y afección se extendieron a todos aquellos que la conocieron, a quienes siempre buscó reconciliar y ayudar. Su culto ha persistido, alimentándose de las historias de milagros y de la profunda huella que dejó en la Orden Servita y la Iglesia.
"El dejó memoria de sus maravillosas palabras" (Sal. 111,4).
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