
San Wilfrido de York, abad y obispo: Un defensor de la disciplina romana en la Inglaterra anglosajona

San Wilfrido de York, figura clave en la evangelización y la organización eclesiástica de la Inglaterra anglosajona, encarnó la lucha por la adopción de las costumbres y disciplinas de la Iglesia de Roma. Su vida, marcada por viajes, controversias, destierros y finalmente, una aceptación conciliadora, nos revela un personaje complejo y determinante en el desarrollo de la Iglesia en el norte de Inglaterra. Desde sus humildes inicios en Nortumbría, hasta su último aliento en el monasterio de Oundle, su historia está llena de desafíos y triunfos que dejaron una huella indeleble en la historia eclesiástica. Descubra cómo este santo enfrentó la resistencia de costumbres celtas, defendió la autoridad papal y consolidó la disciplina romana en la región.
Datos principales
| Datos | Detalles |
|---|---|
| Nombre completo | San Wilfrido de York |
| Fecha de nacimiento | 634 |
| Fecha de muerte | 709 |
| Lugar de nacimiento | Probablemente Ripon, Nortumbría (Inglaterra) |
| Lugar de fallecimiento | Oundle, Northamptonshire (Inglaterra) |
| Día de celebración | 24 de abril |
| Elogios | Valeroso defensor de la disciplina romana, líder eclesiástico, abad, obispo, viajero incansable, predicador, promotor de la evangelización y de la cultura romana en la Iglesia de Inglaterra. |
| Atributos | Viajes, controversias, perseverancia en la defensa de las costumbres romanas, disciplina, humildad, firmeza en la fe. |
| Canonización | Pre-congregación. |
| Patronazgo | No se menciona explícitamente un patronazgo específico. |
Nacimiento y primeros años
San Wilfrido nació en Nortumbría alrededor del año 634. Si bien se atribuye su origen a Ripon, no se ha podido confirmar completamente. Su infancia se vio empañada por la pérdida temprana de su madre y la dureza de su madrastra, lo que motivó su temprana partida a la corte del rey Oswino de Nortumbría a la edad de trece años. Allí, la reina Eanfleda se interesó por él, enviándolo al monasterio de Lindisfarne.
Vocación y conversión
En Lindisfarne, la discrepancia entre las costumbres célticas y la disciplina romana se hizo evidente para Wilfrido. Su deseo de alcanzar la perfección le llevó a viajar a Francia e Italia, donde profundizó sus estudios en Canterbury bajo la dirección de San Honorio. Fue en Canterbury donde aprendió el salterio en la versión romana. Su encuentro con San Benito Biscop, quien también viajaba a Roma, marcó un punto crucial en su trayectoria. La decisión de consagrarse enteramente a Dios en lugar de aceptar la propuesta de matrimonio y un porvenir brillante del obispo San Anemundo de Lyon, refuerza su profunda vocación religiosa. Su estancia en Roma bajo la tutela de San Bonifacio, secretario del Papa San Martín, consolidó su adhesión a las prácticas romanas.
Vida religiosa y obra
La vida de San Wilfrido estuvo profundamente ligada a la promoción de la disciplina romana en la Iglesia de Inglaterra. Su regreso a Inglaterra, su nombramiento como abad de Ripon, la introducción de la regla de San Benito y su posterior ordenación sacerdotal de manos de San Agilberto, son hitos clave. Fue designado para enseñar las costumbres romanas al pueblo de Deira, lo que lo puso en conflicto con la comunidad monástica. La controversia sobre la fecha de la Pascua y la importancia de la disciplina romana fueron cruciales. El sínodo de Streaneshalch (Whitby) marcó un punto de inflexión en esta batalla cultural.
San Wilfrido jugó un rol esencial en el triunfo de la disciplina romana, obteniendo la sede episcopal de York. Sus esfuerzos por extender las prácticas romanas y su nombramiento como obispo de York lo convirtieron en una figura esencial en la consolidación del cristianismo romano en el norte de Inglaterra. Su liderazgo y convicción enfrentaron la oposición del rey Egfrido.
Milagros y hechos extraordinarios
Aunque la vida de San Wilfrido está documentada principalmente por hechos históricos y acciones eclesiásticas, la tradición recoge algunos relatos de su vida como un medio de mostrar su virtud y gracia divina. El relato de la lluvia que cae el día de la conversión de los neófitos es un ejemplo de la manera en que se atribuía a Dios la resolución de las dificultades que enfrentaba Wilfrido. Estos eventos, aun si no pueden ser comprobados o precisados con toda certeza histórica, reflejan la profunda devoción y el estatus de santo que San Wilfrido tenía.
Muerte y canonización
San Wilfrido falleció en el monasterio de Oundle en Northamptonshire en el año 709. Su cuerpo fue enterrado en su iglesia de San Pedro de Ripon. Su canonización no se produjo como un proceso formal sino que más bien se reconoce a través del culto y la veneración posteriores, en la mayoría de las diócesis inglesas.
Elogios y culto posterior
La figura de San Wilfrido es alabada por su valentía, constancia en la defensa de la fe y por haber sido un gran defensor de la disciplina romana en la Iglesia de Inglaterra. Su legado se extendió más allá de su diócesis. Su nombramiento como abad de Ripon y sus sucesivos nombramientos episcopales, la defensa de la fe ante diferentes reinos, y el apoyo papal, lo posicionaron como un personaje fundamental. Su influencia y sus controversias están documentadas en las crónicas de la época. Su correspondencia y las acciones posteriores a su fallecimiento testimonian su impacto en la vida eclesiástica. La valoración de su biografía por T. Hodkin como el "más grande de los personajes eclesiásticos de Nortumbría" es una prueba de su trascendencia histórica.
"¿De qué crímenes me acusáis?" - Esta pregunta, repetida por San Wilfrido, refleja su inocencia y su determinación frente a sus acusadores, su actitud de humildad, perseverancia y valentía en la defensa de la verdad.
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