
San Teófilo de Cesarea, Obispo: Un Defensor de la Fe en la Antigua Iglesia

San Teófilo de Cesarea, un destacado obispo de la antigua Palestina, destaca en la historia de la Iglesia por su firmeza en la defensa de la celebración dominical de la Pascua. Su figura, aunque poco conocida en comparación con otros santos contemporáneos, revela un compromiso profundo con la unidad y la verdad doctrinales en un periodo crucial para la consolidación de la tradición cristiana. Este artículo explorará la vida de San Teófilo, revelando sus aportes a la Iglesia y su legado, que, a pesar de la escasez de detalles biográficos, resuena como un faro de fe y discernimiento.
Datos principales
| Datos | Detalles |
|---|---|
| Nombre completo | San Teófilo de Cesarea |
| Fecha de nacimiento | Desconocida |
| Fecha de muerte | Aproximadamente 195 d.C. |
| Lugar de nacimiento | Cesarea de Palestina |
| Lugar de fallecimiento | Cesarea de Palestina |
| Día de celebración | 5 de marzo |
| Elogios | Defensor de la celebración dominical de la Pascua, ejemplo de firmeza doctrinal. |
| Atributos | No se conocen atributos específicos. |
| Canonización | Pre-congregacional; insertado en el Martirologio Romano en el siglo XV. |
| Patronazgo | No especificado en fuentes históricas |
Nacimiento y primeros años
Los detalles acerca de los primeros años de San Teófilo son escasos. No se conocen datos sobre su nacimiento, ni la trayectoria de su vida antes de asumir la posición episcopal en Cesarea de Palestina. La falta de información detallada en las fuentes primarias dificulta trazar un panorama completo de su niñez y juventud.
Vocación y conversión
La vocación de San Teófilo como obispo, como con muchos otros obispos de la época, probablemente fue fruto de una gradual maduración espiritual y la aceptación de la responsabilidad dentro de la comunidad cristiana. Sin embargo, la información disponible no provee detalles concretos sobre el proceso de conversión o la inspiración que lo llevó a optar por la vida religiosa.
Vida religiosa y obra
San Teófilo se destaca en la historia por su papel fundamental en el debate sobre la fecha de celebración de la Pascua. Fue miembro del grupo de los "dominicales", que defendían la celebración de la Pascua el domingo, en oposición a los "cuartodecimanos", que la celebraban el día 14 de Nisán, siguiendo el calendario judío. Eusebio de Cesarea, en su Historia Eclesiástica, lo menciona como uno de los obispos líderes en el partido dominical.
Según Eusebio, San Teófilo y San Narciso de Jerusalén lideraron la redacción de una carta dirigida a las iglesias de Asia Menor, expresando su postura contra la práctica cuartodecimana. Esta carta, a pesar de su existencia mencionada por Eusebio, no se conserva en su forma original, ya que las versiones posteriores atribuidas a Beda el Venerable han sido cuestionadas por la historiografía moderna.
El impacto de la labor de San Teófilo en la consolidación de la tradición cristiana es evidente en la posterior aceptación de la fecha dominical para la celebración de la Pascua, tema resuelto en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C. Su defensa de la unidad doctrinal, a pesar de las controversias, fue crucial para el desarrollo del cristianismo.
Milagros y hechos extraordinarios
No se registran milagros atribuidos a San Teófilo en las fuentes contemporáneas. Los documentos existentes se centran en su posición teológica y su rol en las discusiones eclesiásticas.
Muerte y canonización
San Teófilo probablemente falleció alrededor del año 195 d.C. bajo el imperio de Septimio Severo. No se conoce un martirio explícito, y no hay constancia de su muerte en los primeros martirologios. Su canonización, en sentido moderno, no se produjo en su tiempo. El inclusion en los martirologios es tardía, con la aparición en el de Petrus de Natalibus (siglo XV) y, más tarde, en el Martirologio Romano bajo la fecha arbitraria del 5 de marzo establecida por el cardenal Baronio.
Elogios y culto posterior
A pesar de la escasez de información biográfica, los elogios dirigidos a San Teófilo por los autores posteriores (como San Jerónimo) lo describen como un defensor de la fe y un adversario de la práctica cuartodecimana. Su legado radica principalmente en su firme defensa de la unidad doctrinal de la Iglesia en un momento crucial, en el proceso de desarrollo de las tradiciones cristianas.
"La verdad os hará libres." - Juan 8:32
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