San Juan Clímaco, Abad: La Escala al Paraíso

¿Te has preguntado cómo alcanzar la perfección espiritual? La figura de San Juan Clímaco, con su inmortal obra "La Escala al Paraíso", ofrece una guía inspiradora y práctica para ascender hacia Dios. Este artículo te sumergirá en la vida de este notable santo del desierto, explorando sus austeridades, sus enseñanzas y su profundo legado para la vida monástica y espiritual. Acompáñanos en este viaje a través de la historia de uno de los autores más influyentes de la literatura ascética de la antigüedad.

Datos principales

Nacimiento y primeros años

El origen exacto de San Juan Clímaco se pierde en la niebla de la historia. Posiblemente procedente de Palestina, y se dice que fue discípulo de San Gregorio Nacianceno. La temprana edad, a los dieciséis años, lo halló en el Monte Sinaí, entre los monjes, iniciando su trayectoria ascética. Su joven vida estuvo marcada por la búsqueda de una vida piadosa, y el deseo de someterse a una disciplina rigurosa.

Vocación y conversión

Su ingreso en la comunidad monástica no significó un quiebre brusco con su pasado. Pasó un periodo de cuatro años de prueba y discernimiento antes de profesar sus votos. La dirección de un hombre santo, Martirio, fue esencial en su evolución espiritual. Es interesante notar cómo el santo no buscó una vida solitaria inmediatamente, sino que pasó un tiempo en una ermita, a fin de someterse a una mayor disciplina y superar las distracciones que pudieran afectar a su crecimiento espiritual.

Vida religiosa y obra

La ermita de Thole, cerca del Monte Sinaí, se convirtió en su hogar durante cuarenta años. En este retiro, dedicado al estudio de las Sagradas Escrituras y los Padres de la Iglesia, su espiritualidad fue madurando, enriqueciendo su entendimiento y su capacidad de guía espiritual. La Escala al Paraíso, obra fundamental de su vida, no surgió espontáneamente; fue escrita a petición del abad de Raithu para instruir a los monjes en el camino ascendente hacia la perfección. La obra de treinta capítulos estructurada como una progresión por treinta peldaños, describe los grados para la perfección religiosa, desde la renuncia inicial hasta la culminación en las virtudes teologales. Su humildad fue extraordinaria, ocultando sus talentos y dones. A pesar de su fama, mantuvo un perfil discreto. Era conocido por su profunda compunción, expresada en lágrimas constantes y ruegos fervorosos.

Milagros y hechos extraordinarios

La reputación de San Juan Clímaco como maestro espiritual superó las fronteras monásticas. Isaac, un monje atormentado por la lujuria, encontró en la oración un camino a la liberación. Otro monje, Moisés, fue salvado de un derrumbe gracias a la intercesión del santo, hecho que evidencia la protección divina y la sensibilidad espiritual de San Juan Clímaco. Su influencia se extendió a niveles más altos de la Iglesia, pues el Papa San Gregorio Magno lo solicitó para sus oraciones, enviándole asistencia para los peregrinos. Además, la intervención de San Juan Clímaco ante Dios durante una severa sequía, fue clave para obtener la bendita lluvia.

Muerte y canonización

El santo regresó a su vida eremítica tras su breve período como abad. A la edad de ochenta años, entregó su alma en la misma ermita del Monte Sinaí, rodeado de los que le habían acompañado durante décadas. La muerte de San Juan Clímaco, fue rodeada del afecto de su hijo espiritual, quien le acompañó a la otra vida.

Elogios y culto posterior

Su obra, "La Escala al Paraíso," ha tenido una influencia innegable en la historia de la espiritualidad cristiana, particularmente en la tradición monástica. Sus enseñanzas se mantienen vigentes, ofreciendo una ruta hacia la vida contemplativa a través de la oración, la humildad y el ascetismo.

"No busquéis lo grande y lo admirable, sino lo pequeño, en la oración y en las buenas obras." (Cita atribuida a San Juan Clímaco)

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