
Beato Acisclo Pina Piazuelo: Un Mártir de la Esperanza en la España de la Guerra Civil

El eco de la persecución religiosa, silenciado por la vorágine de la guerra, resuena en la figura del beato Acisclo Pina Piazuelo. Un hombre sencillo, de origen campesino, que encontró en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios no solo su vocación, sino también el camino hacia el martirio. Su historia, un testimonio de fe inquebrantable frente a la barbarie, invita a reflexionar sobre la resistencia del espíritu humano ante la adversidad y el valor de la entrega total a los demás. Acompáñenos en un viaje a través de la vida y el legado de este héroe desconocido, pero no olvidado por la Iglesia.
Datos principales
| Datos | Detalles |
|---|---|
| Nombre completo | Acisclo Pina Piazuelo |
| Fecha de nacimiento | 26 de julio de 1878 |
| Fecha de muerte | 10 de noviembre de 1936 |
| Lugar de nacimiento | Caspe (Zaragoza), España |
| Lugar de fallecimiento | Afueras de Barcelona, España |
| Día de celebración | 10 de noviembre |
| Elogios | Mártir de la persecución religiosa durante la Guerra Civil Española, ejemplo de entrega y servicio a los necesitados. |
| Atributos | No se detallan atributos específicos |
| Canonización | Beatificado el 25 de octubre de 1992 por el Papa Juan Pablo II |
| Patronazgo | No se establece un patronazgo específico |
Nacimiento y primeros años
Acisclo Pina Piazuelo nació en Caspe (Zaragoza) el 26 de julio de 1878. Proveniente de una familia de campesinos, honrados y profundamente cristianos, recibió una formación religiosa sólida, pero con escasas oportunidades culturales para su época. Su infancia y juventud transcurrieron en el ámbito rural, marcado por el trabajo duro y la cercanía a la naturaleza, valores que más tarde influirían en su compromiso con los más necesitados. Se dedicó a las labores propias de su familia hasta su vocación religiosa.
Vocación y conversión
La historia de su vocación no se conoce en detalle. Sin embargo, fue un proceso interno que lo llevó a buscar un camino diferente al que le ofrecía la vida campesina, siendo una etapa significativa en su vida. El llamado a la vida religiosa lo impulsó a ingresar en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
Vida religiosa y obra
Ingresó en el postulantado de Ciempozuelos el 15 de septiembre de 1915, con 37 años. Su formación humana, aunque limitada, no fue impedimento para su deseo de servicio. Su maestro de novicios reconoció su buena voluntad y disponibilidad, pero consideró necesaria una formación previa para la profesión religiosa, por lo que se le propuso quedarse como oblato. Aceptó con humildad y el 20 de marzo de 1916 tomó el nombre de hermano Acisclo y el hábito de devoción.
Su vida religiosa se dedicó al servicio en diferentes hospitales de la orden: Ciempozuelos, San Baudilio de Llobregat, Pamplona, y finalmente, en el asilo-hospital de Barcelona. En cada una de estas instituciones, se destacó por su diligencia, dedicándose a la atención de los enfermos, con especial énfasis en los niños escrofulosos de la ciudad. Las responsabilidades fueron diversas, incluyendo la vela nocturna de los enfermos, mostrando un gran compromiso con los necesitados.
Milagros y hechos extraordinarios
No se mencionan milagros relacionados con la vida de Acisclo. Su santidad radica en la entrega de su vida como ejemplo de servicio y fe.
Muerte y canonización
El estallido de la Guerra Civil Española en julio de 1936 obligó al hermano Acisclo a abandonar la casa religiosa. Tras un tiempo residiendo en diferentes lugares, fue acogido en la casa de Doña Sebastiana Escribano en la calle Ríos Rosas. El 5 de noviembre de ese año, milicianos registraron la casa y detuvieron a la religiosa y al hermano Acisclo. Fueron conducidos a la checa de San Elías, donde fueron registrados y separados. En la noche del 10 de noviembre, fue ejecutado junto con numerosos sacerdotes, religiosos y laicos en las afueras de Barcelona. Su cuerpo nunca fue recuperado.
El 25 de octubre de 1992, el Papa Juan Pablo II lo beatificó, reconociendo su sacrificio por la fe y su dedicación a los enfermos.
Elogios y culto posterior
La figura del beato Acisclo Pina Piazuelo emerge como un ejemplo de servicio y fidelidad a Dios durante un periodo muy difícil para la Iglesia. Su martirio, fruto de la persecución religiosa desencadenada por aquellos que odiaban la religión, resonó en el corazón de la Iglesia, y su figura fue elevada al altar, recordando su vida de entrega, servicio y fe. Su nombre se unió al de los 70 mártires de la Orden de San Juan de Dios.
"La verdadera grandeza no está en el poder, sino en la entrega." - Atributo atribuido a su legado.
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