
Beatas Rita Dolores del Corazón de Jesús Pujalte y Sánchez, y Francisca del Corazón de Jesús Aldea Araujo: Vírgenes y Mártires

Las beatas Rita Dolores del Corazón de Jesús Pujalte y Sánchez y Francisca del Corazón de Jesús Aldea Araujo son un ejemplo conmovedor de entrega y fe inquebrantable. Sus vidas, marcadas por un profundo compromiso con la Iglesia y con los más necesitados, culminaron en un heroico martirio durante la Guerra Civil Española. Su serenidad, su amor al prójimo y su sacrificio por la fe continúan inspirando a innumerables personas en la actualidad. ¿Qué llevó a estas dos mujeres a un final tan glorioso? Su historia, llena de detalles conmovedores y sacrificios extraordinarios, te invita a profundizar en su legado.
Datos principales
| Datos | Detalles |
|---|---|
| Nombre completo | Beata Rita Dolores del Corazón de Jesús Pujalte y Sánchez y Beata Francisca del Sagrado Corazón de Jesús Aldea Araujo |
| Fecha de nacimiento (Rita Dolores) | 18 de febrero de 1853 |
| Fecha de nacimiento (Francisca) | 17 de diciembre de 1881 |
| Lugar de nacimiento (Rita Dolores) | Aspe (Alicante) |
| Lugar de nacimiento (Francisca) | Somolinos (Guadalajara) |
| Lugar de fallecimiento | Carretera de Barajas (Madrid) |
| Día de celebración | 20 de julio |
| Elogios | Por su entrega, caridad, martirio y serenidad en la fe durante la Guerra Civil Española. |
| Atributos | Las dos beatas, frecuentemente representadas juntas. |
| Canonización | 10 de mayo de 1998 (Juan Pablo II) |
| Patronazgo | No hay un patronazgo específico asignado. |
Nacimiento y primeros años
Rita Dolores Pujalte nació en una familia cristiana acomodada. Desde su infancia, mostró una profunda religiosidad que la impulsó a involucrarse en la catequesis y las obras de caridad. Francisca Aldea, por el contrario, provenía de una familia humilde y quedó huérfana a temprana edad. Su vida fue marcada por la adversidad, pero también por una fe inquebrantable, que la llevó a ser acogida en el Colegio de Santa Susana de Madrid.
Vocación y conversión
Tanto Rita Dolores como Francisca fueron atraídas por la hermandad de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús. Rita Dolores ingresó en 1888, y Francisca en 1899. Fue Madre Rita Dolores la maestra de novicias de Francisca, forjando una profunda amistad y compañerismo entre ambas. Este vínculo se fortalecería a lo largo de los años, especialmente en los duros momentos que se avecinaban.
Vida religiosa y obra
Ambas beatas dedicaron sus vidas al servicio de los demás, principalmente atendiendo a las niñas pobres y huérfanas en el Colegio de Santa Susana. El Colegio de Santa Susana, situado en el Barrio de las Ventas, se convirtió en un centro de actividad social y espiritual, a pesar de los riesgos y peligros que representaba su ubicación. La comunidad se mantuvo fiel a su misión, cuidando de las niñas a pesar de las constantes presiones para que abandonasen el lugar. Este compromiso fue parte esencial de su vida y servicio, y su legado reside en la entrega y la caridad que demostraron.
Milagros y hechos extraordinarios
Los registros históricos no documentan milagros extraordinarios atribuidos a las beatas, sino que su vida se caracterizó por una entrega ejemplar. Su serenidad y valentía ante la muerte, su perdón a quienes las perseguían, y la profunda fe que las acompañó durante sus últimos momentos son considerados hechos extraordinarios. Su ejemplo de fidelidad a Cristo y su compromiso con la Iglesia fueron sus "milagros" más importantes.
Muerte y canonización
El 20 de julio de 1936, el Colegio fue asaltado durante la Guerra Civil española. Madre Rita Dolores y Madre Francisca, previendo lo que sucedería, se refugiaron en la capilla para prepararse al martirio. Presentaron a sus verdugos un perdón anticipado, en señal de amor y fe inquebrantable. Recitaron el Credo en presencia de sus asesinos y luego fueron llevadas a un lugar más seguro, donde rezaron el Rosario. Finalmente, fueron fusiladas en la carretera de Barajas. La noticia de su muerte se extendió rápidamente, con testimonios que resaltaron la serenidad y paz de sus rostros en sus últimos momentos. La canonización tuvo lugar el 10 de mayo de 1998, gracias a Juan Pablo II.
Elogios y culto posterior
Sus acciones en el Colegio y su heroico martirio han generado un culto y una profunda veneración. Han sido consideradas ejemplo de entrega, caridad y fe inquebrantable en tiempos de persecución. Su sacrificio por la fe en medio del conflicto bélico y su entrega a los demás perduran como un testimonio inspirador de fe y servicio, dejando una estela de santidad y sencillez que continúa resonando en la Iglesia.
"Echémonos en sus brazos y que sea su santísima voluntad." - Madre Rita Dolores del Corazón de Jesús Pujalte y Sánchez
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